Era él. Había vuelto como me prometía
cada noche que haría. Me rozó la cara con su callosa mano y con una
suavidad infinita acercó sus labios a mí oído y me dijo muy
bajito, haciendo estremecer cada una de mis células:
Y sus labios viajaron por mi pómulo,
mi mejilla, la punta de la nariz, depositando en cada lugar un dulce
y abrasador beso para culminar en mis labios, que se volvían rojos
por el calor y la pasión.
Y eso hacía yo cada noche, recordar lo
que pasaba desde hacía cuatro meses. Cada noche el mismo ritual. Me
despertaba en mitad de la penumbra, cuando yo alcanzaba el séptimo
sueño y conseguía arrancarme de aquel paraíso para atraerme a uno
mas real y puro. Y yo era feliz, y sonreía. Le amaba aún sin saber
su nombre, su edad o haber visto nunca con claridad su rostro.
Era apasionante amar cada noche a la
misma persona. Mis sueños se hacían realidad desde que el apareció,
de la nada, como proyectado desde lo mas profundo de mi corazón a
aquel cuarto vacío y desprovisto de muebles o decoración. A aquella
jaula que habían creado para mí. Él nunca me abandonaba. Incluso
en el día, cuando la luz bañaba cada rincón de aquellas cuatro
paredes desnudas, yo le sentía, aquí en lo más profundo de mí
ser. En mis venas corriendo con mi sangre, calentándome,
susurrándome, acariciándome, amándome... era él, estaba segura.
Estaba aquí, conmigo, oculto en las sombras inexistentes. Cada soplo
de aire olía a él. Con cada roce notaba sus manos sobre mí. Oh,
como le echaba de menos en aquellos momentos de luz. Amo tanto la
oscuridad gracias a él. Mi vida, mi cielo, mi amor, ¿Dónde estás?
¿Dónde te escondes? No entiendo porque huyes con los rayos del sol,
y apareces con la sombra de la luna. ¿Que te aparta de mí? Tal vez
seas un ser mágico, seguro que es eso.
Y siempre la respuesta es la misma:
Y con cada una de sus respuestas, cada
vez que le preguntaba, la noche se hacía más corta y él me
abandonaba antes. Y me dejaba aquí, sola, triste desamparada.
Quiero estar contigo y sentir tu
aliento en mi cuello. Quiero aspirar tu aroma a libertad. Yo solo
quiero tus labios, tus besos. Quiero tus caricias y tu deseo. Lo que
quiero es sentirme viva como cuando estas conmigo en la oscuridad.
Oh, no me dejes, vuelve a mí. Mis lágrimas cada día me consumen
más el alma. Cada día que pasa soy un poco menos yo y solo consigo
encontrar la cordura entre tus brazos mientras empapo tu camisa con
mis lágrimas y mi sudor. Vuelve amor mio, no me dejes aquí sola. No
quiero estar sola. Tu eres mi única salvación. Lo único que me ata
a este mundo, y cuando no estas no encuentro sentido al vivir. Pasar
este infierno sola es lo que realmente me hace sufrir.
Ellos son crueles y quieren que olvide,
y poco a poco lo consiguen. Sus brebajes me enloquecen y me hace
olvidar lo que soy, lo que eres. Hace que olvide tus besos y
caricias. ¿Es que acaso no lo entiendes? Lo van a conseguir. Van a
arrancarte de mi interior y entonces, mi amor, nunca mas te volveré
a ver y caeré presa de la locura de un mundo monótono y sin color.
Tú, que dicen que eres el demonio. Oh, por favor vuelve, vuelve a
mí. Hazlo por nuestro amor, hazlo por nuestra historia. Quiéreme y
llévame a donde la noche sea eterna y pueda estar siempre junto a
ti.
Lo van a conseguir, y yo solo quiero
estar contigo. Cada noche que vienes te veo más lejos y te siento un
poco menos.
Él es todo mi mundo, acaso nadie lo
entiende, acaso no me quieren escuchar. Dejad de llamarme loca, pues
no lo estoy. Los locos sois vosotros que por no poder ver ni sentir
creéis que este mundo en el que vosotros vivís es el real. ¿Que os
da derecho a decir que lo que yo vivo cada noche es una ilusión? Si
yo dijera que tus sueños son vanos y vacíos, que nunca te llevarán
a donde quieres ¿dejarías de soñar? Pues dejarme sola en mi
realidad, donde yo soy feliz, en aquello que vosotros llamáis locura
y yo llamo realidad. Mía, solo mía y de nadie más.